martes, 7 de mayo de 2013

Sobre "Retrato de dos hermanas" de Pedro García Montalvo



Sin duda esta tarde, a las cinco y media, como siempre, en nuestra reunión en la Biblioteca, esta novela suscitará controversia, por su estilo, alejado de las convenciones de la modernidad, por su tema, poco frecuentado por las novelas populares hoy en día, y quizás también porque no es fácil enfrentarse a un análisis psicológico tan refinado como el que realiza Pedro García Montalvo en cada una de sus novelas.
Para que empecemos a pensar, en vista a establecer un diálogo, expongo aquí sus principales temas a mi parecer.
Uno, fundamental y núcleo de toda la novela, es la posición que ante las pasiones personales se puede tomar en la vida; la reflexión, la vía intermedia, la sensatez que mantiene el orden vital, se opone radicalmente a nuestros impulsos más primarios, de los que nadie está libre. El dominio sobre esos impulsos, casi compulsiones, es privilegio de la persona reflexiva, de la mente madura y seria, que puede distanciarse de los hechos y de las pasiones para tomar desde ese punto las decisiones adecuadas. La toma de decisiones, el momento crucial en el que nos encontramos, como los caballeros andantes en una encrucijada, y donde hay que señalar claramente qué camino elegiremos para nuestra vida, es el tema subsidiario de este primero nuclear. De una decisión adecuada, depende a veces la dignidad personal que conservemos. Cada personaje en la novela busca o ha encontrado la forma de dignidad personal que lo mantiene en su lugar, todos excepto Sandra, naturalmente, que es precisamente ese extremo de debilidad ante sí misma y ante el mundo. Si Sandra recupera finalmente esa dignidad, es gracias a que otros la han mantenido por ella, gracias a unas posibilidades sociales y culturales y gracias también a una red familiar y de amigos que sirve de protección en las caídas. En otro ámbito y en otra situación, donde esa red no es tan potente o los recursos son insuficientes, la caída absoluta es inevitable. Tal concepto lo aportan aquellos mendigos y personas sin hogar que aparecen continuamente en la novela como un motivo repetido, personajes de fondo que nos recuerdan continuamente a qué extremos puede llegar un ser humano en esta sociedad.
Todo ello tiene como fondo vivo y variopinto la ciudad, la gran ciudad, donde todo es posible y donde se desarrollan todas las historias vitales. La ciudad, y ya parece un tópico, es un personaje multiforme y vivo del que se han destacado las vidas de los personajes novelescos en un momento crucial y complicado. En la ciudad está todo: la crueldad y el amor, la generosidad y el egoísmo, la pasión y la sensatez, la riqueza y la miseria. 
Supongo que estos temas nos darán mucho que hablar esta tarde. Hasta pronto.



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